05 febrero 2007

el sofista o del ser (Platón) Ramos

EL SOFISTA O DEL SER

Por CLAUDIA MILENA RAMOS

De nuevo Platón les dedica uno de sus diálogos a los filósofos denominados sofistas, pero esta vez su interés se encuentra encaminado a descubrir quiénes son en realidad; Así, a través de los interlocutores, llega a concluir que un sofista no es más que un charlatán que aparenta ciencia y engaña a los demás mediante fantasmas. Considera que entonces no se trata ni de un político ni mucho menos de un filósofo.

Es así como Platón se constituye en uno de sus principales “enemigos” y les censura constantemente por basar su arte de enseñanza en la retórica sin contenido, la negación de la verdad absoluta y el cobro de sumas de dinero por ello; otorgándoles poco a poco una consideración degradante que permanecerá a lo largo de la historia. Sin embargo, es menester resaltar que esto no fue siempre así, pues el movimiento de estos sofistas nace como reacción al contexto histórico que se está presentando: el desarrollo de Atenas como polis y el surgimiento de la democracia, lo que conlleva impajaritablemente a la necesidad por parte de los ciudadanos de “aprender a hablar en público para argumentar la defensa de sus intereses[1]”, no encontrando mejores “maestros de virtud” que los denominados sofistas, quienes emplean para sus fines la oratoria, la retórica y la persuasión consistente en convertir en argumentos sólidos y fuertes los más débiles.

Platón busca poner de manifiesto que si bien los sofistas se dicen maestros de virtud, en realidad no lo son puesto que no pueden transmitir a otros lo que no tienen; reitera que la sofistica se ha constituido en el arte de apropiar de manera salvaje la especie humana, buscando un salario mediante el aparato engañador de la ciencia. Critica fuertemente el aspecto lucrativo de dichos “filósofos” que tan solo se dedican a discutir para ganar dinero, dejando de lado la búsqueda de la verdad absoluta, del conocimiento absoluto, centrándose en el escepticismo, el relativismo[2], el individualismo y la existencia del conocimiento sensible, por oposición a la filosofía platónica que predica que dicho conocimiento sensible es relativo y de ninguna manera constituye la única forma de conocimiento, existiendo el de la “propia de la razón, y que se dirige a un objeto distinto del objeto que nos presenta la sensibilidad: las Ideas[3]”.

En este diálogo Platón descubre su sentir hacia los sofistas a quienes refuta cada uno de sus postulados y a quienes considera como simples maestros del engaño incapaces de transmitir el conocimiento a través de su método de enseñanza que lleva a los pupilos al escepticismo total, desconociendo la existencia de la verdad absoluta.


[1] LOS GRANDES MAESTROS DE LA PERSUASIÓN, CÉSAR PIERNAVIEJA,.

[2] "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son". PROTAGORAS

[3] FILOSOFIA DE PLATON, WWW.WEBDIANOIA.COM